Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición
La morcilla es un embutido que su componente fundamental es la sangre coagulada y cocida, habitualmente de cerdo, introducida en una tripa.
Esta sangre coagulada suele mezclarse con grasa de cerdo, y además, contiene algún otro ingrediente no cárnico para aumentar su volumen, como cebolla, arroz u otros cereales y miga de pan, entre otros. Dependiendo del tipo de morcilla que comamos, el aporte de macro y micronutrientes puede variar ligeramente, aunque en términos generales podemos destacar que el macronutriente que se encuentra en mayor cantidad es la grasa alcanzando casi las 450 calorías por cada cien gramos. Es un alimento concentrado con poca agua y el contenido tanto en grasa saturada como en monoinsaturada es muy similar. El segundo macronutriente más importante son las proteínas, con un aporte de 20 gramos por cada cien. En contra de lo que podríamos pensar el aporte de colesterol no es muy elevado, unos 70 mg. Además, sobre los micronutrientes, cabe reseñar que es el punto más característico de las morcillas con el hierro cercano a los 15 mg por 100 gramos. Una cantidad que representa el 150% de las necesidades diarias. Este tipo de hierro de origen animal (hierro hemo) es de muy fácil absorción en nuestro intestino, no como el de origen vegetal (hierro no hemo) que se absorbe peor. Dentro de los micronutrientes, es necesario tener cuidado con el sodio que puede llegar al gramo por cada cien. En cuanto a las vitaminas, destaca el ácido fólico con 5 ug por 100, la vitamina B12 con 0,4 ug por 100 y la niacina. Es decir, fundamentalmente vitaminas del grupo B. En resumen, la morcilla es un alimento rico en energía a expensas de las grasas, pudiendo ser una buena fuente de hierro en nuestra dieta, siempre que las consumamos con moderación.