Ajo, un alimento más en la dieta mediterránea

Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición

El ajo es uno de los ingredientes característicos de la dieta mediterránea. El ajo (Allium sativum) es una hortaliza que pertenece a la misma familia que las cebollas y puerros, las liliáceas. En realidad, es una agrupación de pequeños bulbillos (dientes de ajo).

A pesar de su protagonismo en la Dieta Mediterránea, el ajo no se caracteriza por presentar un gran valor nutricional, entendido este como aporte de energía o de nutrientes. Su contenido calórico es de 116 calorías por cada 100 gramos, contiene alrededor de un 23% de hidratos de carbono, 5% de proteínas y apenas grasas (menos de un 1%). Dentro de los micronutrientes destaca el zinc, fósforo, calcio y hierro, así como algunas vitaminas, por ejemplo la vitamina C. Es un alimento con un gran potencial antioxidante, gracias a la presencia de componentes ricos en azufre, como la aliína. Esta sustancia, en contacto con el oxígeno del aire, se convierte en alicina, responsable del característico olor del ajo. A su vez la alicina se transforma en otros compuestos azufrados con importantes propiedades saludables, sobre todo antibióticas, antivíricas, antiinflamatorias, disminuyendo la tensión arterial y el nivel de colesterol malo (LDL-colesterol). 

Teniendo en cuenta su potente sabor y estas acciones sobre el riesgo cardiovascular, el ajo en polvo es un interesante aromatizante en diferentes platos para los pacientes con la tensión alta, que deben restringir la sal.

FuenteEl Norte de Castilla. Viernes 06.10.2017