Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición
El jengibre es una planta tropical de la familiar de las zingiberaceas, conocida como ‘Zingiber officinale’. Realmente la parte que consumimos en nuestra dieta es el rizoma de esta planta, es decir la raíz’.
Por tanto, es un tubérculo, que se consume tanto en su forma natural como en polvo. Cuando lo probamos, tiene un sabor picante-dulce y esto se debe a un compuesto activo que tiene (gingerol), que además es uno de los componentes que le confiere gran parte de sus propiedades saludables. El aporte calórico es muy bajo, entorno a las 50 calorías por cada 100 gramos. Desde el punto de vista nutricional, el jengibre es rico en vitaminas como la vitamina C, la vitamina B9, B6. Dentro de los minerales, los más importantes son el potasio y el magnesio. El potasio está presente en torno a los 300-400 mg por 100, representado esto casi un 10% de las recomendaciones diarias. Siendo un mineral que interviene en la función adecuada del sistema digestivo y permite la contracción muscular normal. El aporte de magnesio es de unos 30-40 miligramos, representando más de un 10% de las recomendaciones diarias, interviniendo en la función nerviosa y muscular saludable. Por otra parte, este tubérculo tiene más de diez componentes bioactivos; entre ellos destacan los gingeroles, shogaoles y zingerones. A estos tres compuestos fenólicos se les atribuye muchos beneficios saludables como los antiinflamatorias, antieméticas y antiespasmódicas, siendo los más potentes los gingeroles, y los zingerones, los menos potentes. En resumen, es un alimento con muy poco aporte calórico pero con un aporte interesante de magnesio, potasio, vitamina C y E, así como compuestos fenólicos y antiinflamatorios.