La fibra se toma «mejor en el plato que en el sobre», defiende Aller

La doctora eliminó, en la conferencia del Ciclo de Salud, falsos mitos sobre la ingestión de frutas en procesos diarreicos :: M. J. PASCUAL

VALLADOLID. La doctora Rocío Aller, especialista en aparato digestivo del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, convenció al público de que no incorporar la fibra suficiente en la dieta diaria «es un verdadero desastre para el colon».

En una ágil conferencia llena de ejemplos prácticos, que suscitó muchos interrogantes entre los asistentes a la última sesión del Ciclo de Salud que organiza El Norte con Gullón, la experta desmontó también falsos mitos. Como esos alimentos con fibra que, según la tradición mal entendida, no son aptos para ingerir cuando se sufre un proceso diarreico. Así, se refirió a la utilidad de la patata para cortar estos procesos, así como el membrillo y la manzana sin piel. De esta fruta fresca, y como piensan muchos científicos, la especialista destacó tantas bondades que la calificó de «la fruta por excelencia»: astringente, estimulante, aporta vitaminas, tiene pectina (un hidrato de carbono que no se absorbe en el intestino y cuyas propiedades hacen que su consumo resulte beneficioso en el tratamiento de algunas patologías) y propiedades anticancerígenas, entre otras cualidades.

El objetivo de aumentar el consumo de alimentos con fibra, principalmente, cereales, frutas, verduras, legumbres, semillas y frutos secos, explicó Aller, es «alimentar» la flora bacteriana «que nos defiende» de enfermedades infecciosas, cuida el aparato digestivo, el intestino y regula los niveles de azúcar y el colesterol. «Y mejor tomarla en el plato que en el sobre», subrayó.

Prevención

Sin fibra, se producen divertículos en el colon, hemorroides, mayor tendencia a la obesidad, diabetes y arterioesclerosis, entre otras enfermedades. Pero, aunque ahora «están de moda» los productos con fibra, en realidad, puntualizó, el gran descubrimiento de sus propiedades para la salud es relativamente reciente: se realizó en los años setenta del pasado siglo, cuando se comprobó que las culturas africanas, que comían más vegetales y poca carne roja, tenían menos problemas cardiovasculares.

Las investigaciones posteriores han demostrado que esa parte de los vegetales que no se digiere permite combatir problemas tan comunes en la población como el estreñimiento crónico, pues tiene una función de arrastre y de mantenimiento de las bacterias «buenas» del intestino. Con la ingestión de 20 o 30 gramos al día se puede combatir el estreñimiento.

Uno de los productos no muy comunes en la mesa de los castellanos y leoneses, sobre el que se detuvo la conferenciante, fue la semilla de lino. Es el que más cantidad de fibra aporta, 20 gramos por cada cien, «y es muy completo porque tiene además aceites beneficiosos como los Omega 3, 6 y 9». Además, aporta vitaminas E y del grupo B, yodo, zinc, hierro, caroteno, magnesio, calcio, otra decena de minerales, y algunas enzimas que ayudan a digerir otros alimentos. El aceite de la semilla de lino es una de las mayores fuentes vegetales de esos ácidos grasos poliinsaturados que se consideran esenciales porque el organismo necesita incorporarlos directamente en la ingesta, ya que no tiene la capacidad de fabricarlos.

La recomendación: desayunar con cereales o pan, comer tres piezas de fruta al día, y legumbres dos días a la semana. «Pero eso sí, sin olvidarse del agua: 8 vasos. Porque, de lo contrario, no funciona», recordó.

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